Saltar al contenido

La ferocidad hecha pintura

May 19, 2009
En esa maraña que fue el arte de comienzos de sigo XX destacó una figura atacada por la crítica y caracterizada por su propia rebeldía: Maurice de Vlaminck. Pintor Fauve que de sí mismo dijo que él era el Fauvismo y cuya beligerancia artística y anarquismo sociocultural se convirtieron en muestras de su capacidad como pintor indómito que revolucionó el uso y costumbres del color.


En el valle del Sena. 1905.

La Fundación La Caixa de Madrid acota la obra de este artista en una exposición que va de 1900 a 1915. No por ser un período pequeño debemos suponer que es una exposición poco amplia, repetitiva e incompleta. Muy al contrario, con sólo estos quince años comprobaremos una evolución constante en Vlaminck, desde la influencia de Van Gogh al intento de entender a Cezánne a través de paisajes maravillosos en los que el color es el único protagonista.


Vinos, licores. 1910.

A Vlaminck se le cataloga dentro del grupo Fauvista (literalmente «fieras») gracias a su amistad con Derain, el cual le mostró el trabajo de Van Gogh y le presentó al gran Matisse. Sin embargo, ni el «fauvismo» fue un grupo vanguardista como tal, es decir, con un líder, un manifiesto, una posición políticamente comprometida, ni Vlaminck era un hombre de pertenencias a colectivos, ni de vida convencional. Su aprendizaje fue autodidacta y antes de vivir de la pintura fue violinista, novelista erótico y ciclista profesional, sueño truncado por unas fiebres tifoideas. De esta profesión se quedó con el amor al trabajo al aire libre y al paisajismo, prueba de ello son los numerosísimos paisajes que descubrimos sala tras sala.

Imagen de la exposición. Esculturas africanas.

Fue uno de los primeros en adorar el arte africano, tan auténtico y primitivo como libre de influencias historicistas. Él creó su propia colección y en la exposición podemos ver una muestra de la adquisiciones del artista, gracias a las cuales entendemos cómo influyeron en muchos sentidos en sus pinturas. También es gratificante ver algunos ejemplos de la experimentación de Vlaminck con la cerámica y no ceñirnos sólo a sus cuadros.

Imagen de la exposición. Cerámicas.

Su carácter arrollador y su seguridad en sí mismo le hicieron insoportable para muchos pero también consiguieron que él creara con total libertad construyendo paisajes, bodegones y retratos únicos, genuinos y con esa belleza salvaje muy difícil de obtener si no se es como Maurice de Vlaminck fue.

No comments yet

Deja un comentario